Los disparadores o triggers emocionales son un concepto importante, sobre todo para aquellos que padecen un TCA, que se encuentran en un proceso de recuperación de uno o que están intentando mejorar su relación con los alimentos y reforzar conductas alimenticias más beneficiosas mediante un enfoque consciente. En adelante profundizaremos en qué son los disparadores, tipos, ejemplos e incluso metáforas para que cualquiera lo pueda entender. ¡Vamos!
¿Qué son los disparadores?
Un disparador es una situación, pensamiento, idea o evento concreto que provoca en los individuos una fuerte respuesta emocional.
En el contexto de quienes padecen un TCA, estos disparadores suelen estar relacionados con figuras emocionales que evocan malestar como la ansiedad, la tristeza, el asco, la ira o una percepción distorsionada del propio cuerpo.
Este malestar empuja a las personas a gestionarlas a través del atracón, el ejercicio físico, el vómito o incluso el ejercicio compulsivo.
Estos comportamientos y acciones en las personas que padecen TCA funcionan como un mecanismo de alivio emocional, ya sea comiendo para obtener un golpe de hormonas de placer o reforzando su control del evento angustioso mediante la privación.
Los disparadores como una caja de bombillas
Tomemos un enfoque más didáctico. Imaginemos por un momento que en nuestra cabeza hay una enorme caja llena de bombillas de colores. Cada bombilla representa una emoción (ira, tristeza, alegría, asco…) y estas se encienden y se apagan según nuestras experiencias del día a día.
Los disparadores son interruptores que hacen que esas bombillas se enciendan de manera intensa.
Cuando hay un TCA presente y se detona uno de estos disparadores, las personas encuentran muchas bombillas desagradables encendidas al mismo tiempo, lo que puede llevarlas a intentar apagarlas mediante el atracón o la restricción..
Al principio funciona, pero luego las personas experimentan una angustia similar o peor que al inicio.
Es fundamental entender cuáles disparadores están haciendo estas conexiones anómalas, para poder, en principio, reducir su intensidad y luego conducir a mejores respuestas que traigan un alivio real a largo plazo.
Este es solo un ejemplo ilustrativo y no una representación visual exacta del suceso, para tener una noción básica del tema.
Entender y controlar los disparadores es un proceso y puede llevar su tiempo, por lo que hay que ser amables con uno mismo si las bombillas no se encienden adecuadamente al principio, pero con tiempo y paciencia se puede solucionar.
Tipos de disparadores
Dependiendo de la bibliografía que se consulte, podemos reconocer varios tipos de disparadores según múltiples criterios. En esencia, todos ellos pueden entrar en dos categorías:
Externos:
Los disparadores externos son todos aquellos que vienen de fuera del individuo o que involucran a terceros. Estos pueden ser la causa directa de las sensaciones angustiantes que conducen a atracones y restricciones. Por ejemplo: emociones negativas como la ansiedad, el estrés, la tristeza, el aburrimiento o la rabia. Situaciones vitales en la vida que sentimos que no podemos controlar (una mudanza, un divorcio, un despido, un embarazo, un duelo, etc). Recibir críticas de familiares, imágenes en redes sociales con las que compararnos, comentarios del entorno sobre la comida, su propio cuerpo o peso, o sobre el tuyo.
Internos:
Los detonantes internos son estímulos más complejos que se encuentran dentro de la propia percepción del individuo. Estos disparadores suelen estar relacionados con procesos emocionales y psicológicos que dañan la capacidad objetiva del individuo. Por ejemplo: presión por ser perfectos o seguir los estándares de belleza, sensación opresiva de culpa por el propio cuerpo, distorsión de nuestra imagen corporal, subirte a una báscula constantemente o practicar el bodychecking (chequear tu cuerpo para ver si ha agrandando o no), pensamientos recurrentes e invasivos sobre la comida, excesiva necesidad de control, etc.
Ejemplos de disparadores en los TCA
Antes ya vimos algunos ejemplos de disparadores. Ahora veamos situaciones cotidianas que pueden ser el caldo de cultivo ideal para detonar un evento de TCA.
Un comentario sobre el cuerpo:
Imagina que dos personas se encuentran después de muchos años sin verse y pasado el primer contacto una de las personas le dice a la otra algo sobre su figura como: “¡Cómo has adelgazado! ” o “Se nota que has perdido peso, estás mucho mejor ahora”. Vaya, una situación por desgracia demasiado habitual y normalizada.
La persona se lo toma aparentemente con agradecimiento, pero en realidad cuando regresa a su casa horas después y aparece el atracón, acción que le genera mucha culpabilidad. Aquí hay dos detonantes: uno externo que es el comentario hacia su cuerpo y uno interno, que es la interpretación de ese mensaje y la consecuencia del mismo; el propio atracón.
Navegando en las redes:
Navegas en las redes sociales y no tardan en llegar los típicos mensajes “motivacionales” que citan una y otra vez “querer es poder”, “es cuestión de fuerza de voluntad”, “cambia tu cuerpo”, “prueba este snack sin calorías para adelgazar”, “mira lo bien que está x después de bajar de peso…”. Además del aumento de la exposición de “cuerpos perfectos” que hay en redes sociales, junto con los consejos adheridos de dieta y ejercicio para conseguirlo.
Incitando así a la comparación constante y a la aparición de la frustración por sentirnos incapaces de poder hacer o conseguir lo que otras personas (aparentemente en redes) si consiguen.
¿Cómo se gestionan los disparadores?
Descubrir estos disparadores es parte de un proceso de recuperación, depende en gran medida de tu capacidad para reflexionar sobre ello en profundidad y si cuentas o no con ayuda profesional durante cada etapa, tanto de la psicología como de la nutrición especializada en TCAs y conducta alimentaria.
Este proceso suele llevarse de la mano de los profesionales, por lo que buscar ayuda es clave para conseguirlo.
Se puede resumir brevemente en cuatro etapas fundamentales, que no tienen por qué describir una fórmula mágica para todos; cada persona es única y puede necesitar más o menos de las distintas etapas:
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Identificación del disparador
Esta etapa consiste en identificar patrones, pensamientos, estímulos externos como: conversaciones sobre cuerpos y comida, personas de nuestro entorno que nos hacen sentir mal, redes sociales, el cambio de armario, observarnos en el espejo durante un tiempo prolongado, etc. Y situaciones específicas personales que puedan activar conductas alimenticias como atracones o restricciones.
Este primer paso es clave porque de una correcta identificación surge las estrategias más efectivas de enfrentamiento.
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Concientización y respuesta positiva
Luego de que el paciente sabe cómo identificar sus detonantes prevalentes o emergentes (nuevos), debe trabajar en su mecanismo de respuesta.
La realidad es que muchas veces, los detonantes no se pueden controlar y llaman a la puerta. Lo importante es tener la habilidad de detectarlo cuando aparecen, y reconducirlo.
Esto no es fácil, evidentemente. Los detonantes traen consigo emociones desagradables como ansiedad, angustia, frustración y culpa. El truco está en conseguir respuestas alternativas a la comida, que sean positivas y ayuden a que el evento se calme.
Estas emociones angustiosas pueden desaparecer si son traídas a la conciencia y se responden con amabilidad hacia uno mismo y compasión. Algo de lo que carecemos enormemente.
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Ruptura del ciclo de castigo
La siguiente etapa consiste en la respuesta post detonante. Muchas personas arremeten emocionalmente consigo mismos, incluso muy avanzados en su recuperación después de experimentar un disparador o su consecuencia; atracón o restricción.. Es un proceso y es normal que estos eventos sucedan, pero hay que saber cómo romper ese ciclo de castigo.
Frases como “pensé que ya estaba controlado”, “no valgo para nada”, “no voy a conseguir salir de esto” … pueden ser parte de esta etapa.
Es esencial aprender a ser amables con nosotros mismos, ya que el castigo post disparador y este diálogo interno sólo aumentará los niveles de angustia.
En este punto se pueden aplicar herramientas de concientización, alimentación consciente, respiración o confrontación emocional. Cualquier cosa que lleve a una solución positiva del evento, sin ser considerada compensatoria, puede servir.
Cada persona aplica métodos diferentes en este punto y dependerá de lo que mejor funcione para cada quien según la opinión de la persona y con ayuda de sus terapeutas.
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Reorganizar, planificar y reflexionar
Cada vez que se experimenta un detonante o disparador se puede aprender mucho. Por ello, la parte cumbre del proceso de gestión cuando se padece de TCA es desarrollar la capacidad de planificar su entorno para dejar fuera estos disparadores (incluso si hablamos de personas) que están entorpeciendo tu recuperación.
Este es el punto perfecto para profundizar en las herramientas avanzadas de gestión emocional, para fortalecer el círculo íntimo de apoyo o practicar alternativas que te posicionen en un mejor entorno.
¿Se pueden eliminar para siempre los disparadores?
Se puede convivir con los disparadores, no nos queda más remedio, ya que muchos como hemos visto son del entorno y externos a nosotros. Lo importante es contar con las herramientas para gestionarlos.
Ahora que ya sabes que son los disparadores, esperamos de corazón que esta información te resulte útil, te animes a identificarlos y no dudes en contactarnos para recibir ayuda en tu recuperación.